miércoles, 28 de octubre de 2009

In my Place .-

No he conocido persona mas directa que ella, envidiaba eso además de sus crespos largos y dorados, aunque le dieran un look medio canuto. Cuando la conocí jamás pensé que nos haríamos amigas o que ella lograría confiar en mi. Era como un Bon o Bon, dura por fuera y con el centro mas suave y dulce que se puedan imaginar, creo que por eso se hizo tan amiga de Martina, las dos compartían un poco de eso. Eloisa era increíblemente graciosa, jamás la vi media "chambreadita", sin embargo compartía una tradición "etílica familiar", siempre se despertó con una copa de vino en la mano, para comenzar bien el día, y se acostaba con un vaso de vodka naranja en el velador par conciliar el sueño. Ver a la Elo, se hizo constante, fue así que decidimos instaurar el día del café una vez a la semana. Nos reuníamos entonces puntualmente todos los miércoles. Eloisa y su mejor amiga Fefi, siempre llegaban 15 minutos atrasadas aquella mesa que albergaba nuestros secretos, risas y pelambres. En el lugar las estábamos esperando con anterioridad Martina, Amparo y yo. Realizábamos un especie de ritual, nuestra conversa partía cuando cada una y por turno, se encargaba de contarle al resto del grupo las peripecias de la semana. La historia de amor de Eloisa era bella pero rara. Ella se caracterizo siempre por tener "atraca-amantes", pero cuando conoció a Facundo, todo cambio. Era alto, rubio, blanco y de ojos cristalinos, de ese tipo de hombres que el doctor te recomienda tres veces al día, como receta para ser feliz. Lo conoció en la celebración del cumpleaños de Carlos, uno de sus mejores amigos, y le cayó pésimo. Es un "arribista, pedante, serio y callado", nos dijo cuando nos contó de su existencia. El había llegado sólo hace dos semanas a Chile, por asuntos de trabajo, no manejaba muy bien el idioma, lo que era una excusa perfecta para el comportamiento que tuvo aquel día. Pasaron un par se semanas y a la Elo le llego un mail extraño, que decía - ¿Salgamos?, te paso a buscar mañana a las 3- La Elo, frente tal imposición se indigno, se ponía roja cada vez que se acordaba de aquellas líneas, nosotras al escucharla solo atinamos a reírnos, se le notaba que le había encantado. A los dos días, salieron, primero a tomarse un traguito, luego a comer y después a bailar salsa. A la mañana siguiente de lo ya señalado, me llego un mensaje de texto al celular que decía- El nórdico baila increíble, y se mueve de pelos, después te cuento porque, besos- Esa noche, terminaron en el departamento de Facundo. Estuvieron durante un año juntos, Eloisa la adoraba, de hecho había aceptado a que se integrara a sociedad y saliera con nosotros, además de presentarlo en su casa. Facundo se convirtió en el regalón de la mamá de la Elo, ella cada vez que lo invitaba almorzar le preparaba empanadas y la cazuela que a él tanto le gustaba - Rico ésta plato típica chilena- decía con su acento, derritiendo por completo el corazón de la tía. Hacia un calor increíble aquel miércoles, pero daba lo mismo, la temperatura no era una excusa para juntarnos sagradamente aquel día de la semana. Estábamos con Martina, Amparo y Fefi, y Eloisa no llegaba. Eran las 6,7,8, 8:30 y no había rastro de la Elo, no contestaba el celular, ni su teléfono de casa. Por lo mismo decidimos ir a verla, la preocupación nos mataba. Llegamos a su casa y nos abrió la puerta en pijama. Se encontraba sentada frente a la tele con una caja de pañuelitos y una pote de helado. Facundo se iba, lo habían trasladado nuevamente de trabajo, y volvía a su país. No lo fue a dejar al aeropuerto, eso haría crecer más su pena. Sin embargo ellos aún hablan sagradamente todos los días, la Elo sabe que cuando llega de la pega y revisa su correo, tendrá un mail de Facundo diciendo que la ama. ¿Saben? creo que son de esas parejas que reúne el destino porque venían juntos desde otra vida ya pasada. Ellos saben que tienen que pasar por esto, para después reunirse en la mitad del mundo y ser felices.

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