Era pequeño y flaco, el típico personaje que Marcela describía en Los Pecosos , o el mismo Papelucho. Cuando conocí a Franco, me cargó. Fue apático y roto, prácticamente no me miro. Por lo mismo yo tampoco lo mire a él. En la noche tras unas copas de vino y el fuego de la chimenea en el frío invierno, comenzamos a conversar. Hablamos de cine, materia en la cual era un experto, también de fútbol y de lo cuadrada que es la ciencia. Nos reímos mucho, bailamos y cantamos como un par de niños. Nuestros amigos nos miraban, ¿como dos personas tan distintas pueden llegar a congeniar tan bien?. Un albo y pecoso gringo con acento europeo, en verdad un sueño para cualquier mujer, y yo la típica chilenita, media rellenita, castaña y buena pa' la chucha'.
Conversamos de la mala vida amorosa que habíamos tenido durante nuestras vidas. En verdad me pareció increíble lograr reírme de mis penas, me hizo verlas de otra forma. Logro que me riera de las veces q había sido infiel, o de las locuras y chaladuras que hice en mi juventud por lo que yo creía era amor. El también me contó su vida, y de su poca experiencia amorosa. Era un hombre de pocas palabras, pero cuando lograba confiar en alguien, no habían barreras para él. Su único romance, dejando de lados los púberes pololeos en el colegio, había sido en la universidad. Conoció a una Canadiense que venía de intercambio a su país. Cuando la vio se enamoro completamente, y le entrego todo ... cuando digo "todo" es "todo". Con ella fue feliz cinco años, recorrieron el mundo, eran la típica pareja perfecta que va adoptar niños África y salvan animales heridos en la calle, cuando están lejos de la oficina o el laboratorio. Pero todo se acabó, obvio, sino, no estaría sentado frente de mi con una copa de vino, sino en algún globo volando por los aires con su mujer. Fue una lastima lo que le sucedió. Se casó y fue feliz, hasta que encontró una nota en dónde ella le decía que ya no podía más, que lo amaba con su alma, pero su vida era la religión. La busco y la busco, pero no había rastro de ella por todo Canadá. Volvió a su país, llego a su departamento y la encontró sentada en un sillón. - te estado esperando por dos semanas- le dijo. El sonrió y se tiro a sus brazos. Lloraron juntos. Ella estaba vestida de blanco, con un papel de divorcio en las manos. El acepto su decisión, y le dijo que estaba pegado en él como su piel, y que nunca se olvidaría de ella. Tras esa confesión, e historia medio cinematográfica, debo decir que casi, casi se me cayeron un par de lágrimas, me di cuenta que mis sufrimientos y desdichas parecían una alpargata vieja junto a las de él.
Nos fuimos a dormir acurrucados, en esa noche de invierno que nosotros hicimos tibia.
Era trigueña, le decían rubia, y quería ser morena. Le gustaba el ron con 3 hielos y leer 7 veces al año ese libro que habla de cocina y embrujos de amor. Comía galletas saladas con manjar, se maquillaba todos los días y se vestía de negro. Su sueño era ser madre, y todos los días se tomaba al menos 6 tazas de té con un palito de canela. Lidero movimientos políticos y actúo al frente de mil personas. Creció en medio de comerciantes y 3 veces entraron a robar a su casa. Esa era Consuelo.
miércoles, 28 de octubre de 2009
Tibia Noche de Invierno .-
¿ Porqué con él ? .-
Sabía que ese día todo saldría mal, cuando me puse chalas y el día se nublo y empezó a chispear. Hice una cola de hora y media en el banco, en verdad estaba chata, la cajera era una mina joven con cara de pava, con gestos amargados y ojos cansados, representaba a una cuarentona y no la veinteañera que era. Después de eso y con el sueldo en mano empecé a sacar las cuentas de las pocas lucas que me quedaría pa disfrutar. Me acerque al local de pago mas cercanos y gaste la mitad de la platita del mes entre cuentas atrasadas. Tenía que correr al trabajo ya iba atrasada dos horas y el tiempo corría rápido. En la tarde decidí juntarme con Miguel no lo veía hace tres semanas y ya me hacían faltas arrumacos, por decirlo de algún modo. Fue bella esa tarde... hace tiempo que no nos reíamos tanto... hablamos de películas, de teatro, de psicología, y en verdad de puras tonteras livianas que nos hacían feliz. Me reí y burle de sus dichos antiguos, teníamos siete años de diferencia. ¿Se hubiese fijado en mi cuando yo tenia 13 y el 20?, ¿o cuando yo tenia 16 y el 23?, lo dudo. Todo iba perfecto... teníamos una vista maravillosa en ese momento, él amaba la naturaleza, los parques, el olor a bosque y la ciudad de tarde-noche cuando al día lo consumen las luces de los edificios que se ven chiquititos desde las alturas. Miguel daba besos ricos, suaves y apasionados, tiernos y coquetos, cuando los ojos se le achinaban sabía de inmediato lo que quería. lo tenia abrazado, él me estaba haciendo cariño con la nariz en el cuello, cuando su cel sonó insistentemente. Abrí los ojos y decía "amorsito llamando" (hay que decir que yo lo hubiese escrito con "c", pero bueno eso era lo que decía)- ¿QUE ES ESO?. En ese momento se me pasaron mil ideas por la cabeza. La primera era tomarlo y contestar, pa que la pobre mina que tenia por "amorsito" se enterara de lo saco de webas que era su pololo, la segunda era escupirlo, la tercera era tomar el teléfono y pasárselo cono un sarcástico "te están llamando -amorsito-". Consuelo: o - Miguel: 1. Pero actué de otra manera. Lo llene de besos, lo mime, y decidí hacerlo pensar que pasaría algo mas para después dejarlo con las ganas. "-Me siento pésimo- porfa anda dejarme-". Miguel no lo podía creer rogó que me quedara mas rato con él, pero eso no sucedió; le trate de hacer entender que "no eres tu soy yo", ¡je!. Antes de partir tomo su celu, vio la llamada y me quedo mirando con cara de "por favor dime que no viste la llamada", recibió de mi parte una sonrisa irónica que no supo interpretar. En el camino a mi depa, me dijo que recordara que la noche siguiente saldríamos a comer a ese lugar que me encanta y que tiene el nombre de mi libro favorito. "¿Sabes cuanto cuesta un plato en el lugar?-¿tendrás plata para pagar?-tu sabes que soy de gustos caros". Su cara se desfiguro. Quería ser hiriente y lo conseguí. Consuelo:1 - Miguel: 1. Seguimos riendo un rato, hasta que se le ocurrió preguntar que haría al rato. "No sé, supongo que llegar a mi casa, descansar, y después quizás llamar a alguien". El alguien retumbo sus sesos. ¿Alguien?, ¿que alguien?, ¿un amigo cierto?, ¿que hace?, ¿dónde estudia?, etc. me bombardeo con preguntas. En lo primero que pensé fue en Carlos el mejor amigo de la Elo, que había conocido hace un mes, era un nombre que no le había mencionado así que lo iba a dejar pensando. ¡Amigo le dicen ahora!, me dijo enojadísimo, ya había herido su orgullo con el restaurante, y ahora le hería al macho cabrío semental y sustentador que llevaba dentro. "¿Tu eres mi amigo, verdad?, él es tan amigo como tú". Su cara fue lo mejor, me acuerdo y me da risa. Consuelo: 2 - Miguel: 1. Aún no sabe que no lo llamare más, si a él se le ocurre hacerlo, nos juntaremos, conversaremos tranquilamente, me cargan las escenas de celos, no hay que rebajarse de tal forma. Haber que explicación tiene el "amorsito". Consuelo: 3 - Miguel :1.
In my Place .-
No he conocido persona mas directa que ella, envidiaba eso además de sus crespos largos y dorados, aunque le dieran un look medio canuto. Cuando la conocí jamás pensé que nos haríamos amigas o que ella lograría confiar en mi. Era como un Bon o Bon, dura por fuera y con el centro mas suave y dulce que se puedan imaginar, creo que por eso se hizo tan amiga de Martina, las dos compartían un poco de eso. Eloisa era increíblemente graciosa, jamás la vi media "chambreadita", sin embargo compartía una tradición "etílica familiar", siempre se despertó con una copa de vino en la mano, para comenzar bien el día, y se acostaba con un vaso de vodka naranja en el velador par conciliar el sueño. Ver a
Mi Nachi .-
Quiero hablar de la historia de Ignacia, esa morena de pelo brillante, rizos formados, ojos grandes y largas pestañas, que no dejaba indiferente a nadie. Era un imán de ñoños y cuiquitos. Ella era seca, pero el amor en su vida era como una montaña rusa. Siempre pensé que Nacha creía en historias idílicas dónde un caballero la vendría a buscar y lucharía contra dragones, pero en nuestro último año todo cambió. Siempre creí que ella y Diego aquel hombre extremadamente ordenado, limpio y responsable, nuestro denominado “Yerno de Chile” se quedarían juntos. Nunca paso nada entre ellos, a pesar de regalonearse todo el día, de tratarse de "viejo" y "vieja", de los apretones de cachetes y los "uuuy". Siempre la molestábamos y le decíamos que ella era la culpable por la drástica elección de vida que determino mi ya, "cura" amigo.
Ignacia empezó a buscar aventuras, algo que la moviera y la hiciera sentir viva. Por eso fue que convirtió aquel hombre que durante un tiempo se convirtió en un cavernícola al que sólo le faltaba la lanza, en un agradable hipnotizador de ojos verdes. Ella se fascinaba con él, siempre lo supimos con Martina. Era evidente la atracción, ellos vibraban con lo mismo. Aún recuerdo ese verano, a la Nacha ya todos la veíamos casada con Benjamín, pero un día sin pensarlo decidieron terminar. Creo que ella fue super fuerte, pero siempre supe que tenía más pena de la que decía. Andrés era capaz de despertar en ella sentimientos espontáneos, sinceros y con un peso pasional que muchos envidiaban. Creo que ese fue el permanente error de Benjamín, siempre se acerco a lo "pauteado" más que aquello que fluye. Se olvidaron de querer hacer las cosas porque se quiere y no porque se debe. Benja de todas maneras era un muy buen hombre, el padre ideal para los hijitos crespitos y morenitos que quería tener la Nacha, pero creo que a sus 22, se dio cuenta que aún no estaba para eso, aunque lo quisiera con el alma. Creo que Andrés se aprovecho de las circunstancias, y eso fue lo que le gustó más a mi amiga. Pasaron un tiempo entre risitas, luces y música. Todo fue muy corto, ya que la Nacha decidió volver con Benja. Sin embargo siempre supo que Andrés eternamente estaría ahí, con su voz, su guitarra y batería, para seducirla a penas ella se pusiera a volar bajo nuevamente. Lo más entretenido de ellos es que ya antes el destino les había dado una oportunidad, que Andrés rechazo en su estado "cavernícola". Después fue Nacha quién rechazó Andrés en su estado de "mujer enamorada". Creo que siempre seguirá la misma dinámica entre ellos. Eso, hasta que se encuentren en 5 años más en un supermercado y terminen ebrios y abrazados en alguna playa cantándole a la luna.
Cansada .-
Fue un día de veranito de San Juan, dónde el invierno aún no se acaba pero el sol trata de alumbrar un poquito. Según Amparo fui la culpable de que el calor se fuera. A Miguel lo conocí entre tacos, embotellamientos, entre colores blanco y naranjo. Fue toda una aventura. Quería dedicarle aquel día, es por eso que con la falda corta que tanto le gustaba, me dirigí a la casa de la Nacha a emperifollarme. Mi piel quedo totalmente dorada, mis labios brillantes y mis pestañas mas largas de lo que ya eran. Tras la espera con mi amiga nos pusimos a ver por la mañana una película, se llamaba "teeds", lo más bizarro que podría existir en cine. No me llamaba, mi paciencia y brillo de labios desaparecían poco a poco. Me junte almorzar con Francisca y su marido, que habían llegado hace un par de días de un viaje de trabajos a Nueva York. Fuimos por una botella de vino y unos cuantos cigarrillos. Lo pase increíble, pero no podía dejar de pensar en él. Suspire y decidí llamarlo, cada vez que tomaba mi celular para hacerlo sentía que lo ahogaba un poquito más. Me dijo que lo esperara, que pronto llegaría, que lo disculpara, que tenía que entender como era su trabajo. Tome aire y le dije -Claro te llamo al rato- como siempre...- Di vueltas por Providencia, ya no habían vitrinas nuevas que ver, por lo menos eso pensaba. Camine por Pedro de Valdivia tratando de recordar los buenos momentos que pase en vacaciones con Amparo, su pololo y otros amigos. Casi sentía la brisa marina. Eran las 7 y sonó mi celular, mi corazón latió a mil, era la Nacha, para preguntarme como me había ido. Le conté y me retó. Yo sabía lo que estaba apostando, ya no era una suerte de compañía, sino que estaba perdiendo mi corazón. Me encontré con él en una esquina, mi cara era de cuatro metros, pero él con sus pecas en la cara y su sonrisa pícara hacía que todo se me olvidara. El resto es otra historia.
El Aviador .-
No viví esto pero Amparo me juró de guata que fue así. Conocimos a Nicolás entre chaquetas y gorras. Aún recuerdo ese día estábamos nerviosas, ¿cómo íbamos a saber que si pasábamos toda la fuerza aérea se pondría de pie?. Fue gracioso, aguantamos ir al baño sólo por la vergüenza de que volviera a suceder., para ellos era una muestra de respeto y en verdad eso era lo que nosotras menos queríamos de ellos. ¡je!. Todos vestidos igual, hacia frío y andaban con esos chaquetones en dónde más ancha se les veía la espalda y más altos lucían. Nos sentamos en la fila de atrás junto a dos de ellos. Nos reímos y jugueteamos con ambos pero sólo Amparo salió con cita del lugar. La comenzó a llamar y resolvieron juntarse un día sábado en aquel mall dónde solemos ir a quitarnos el estrés y comprar desenfrenadamente en las liquidaciones que se nos cruce por en frente. Lo vio y le encanto, llegó uniformado, el pelo era tan rubio que se le veía verde, al igual que sus ojos. Era todo un sueño para mi amiga, aunque debo decir que parecía un llavero al lado de él. Nicolás era todo lo que una mujer quiere, te hacia sentir orgullosa cuando caminas con él de la mano por la envidia que produces en las demás. Era uno de los poco hombres brillantes que ha conocido Amparo. Todo entre ellos iba excelente se juntaron en cenas de galas, en el cine, en cafés, etc. Cada vez Nicolás se superaba más, hasta que ocurrió. Se juntaron bajo la lluvia y mi amiga decidió invitarlo a su depa. Subieron y el se quito la chaqueta, las botas, y todo su uniforme. ¡Je, je, je!, aún recuerdo su cara. El pelo dejó de ser maravillosamente rubio-verde y pasó a ser pastoso. Sus ojos albergaban patas de gallo, y el ancho de su espalda sólo era un efecto de la chaqueta. No ocurrió nada esa noche, mi amiga era brillante y se inventó un compromiso olvidado. Me mando un mensaje que decía “Peor!, ven a buscarme ahora. Estoy con Nico. No es lo que pensaba, sálvame!!!... besos.”. Corrí al depa y la vi con el pelo estilando, pensé lo mejor. ¿Que pasó acá?, ¡Buena amiga!-dije- la cara de Amparo era de tres metros, supe que no era lo que pensaba. Le dije que ya era hora de irnos, le pasó un polerón y un pantalón de su hermano menor y Nicolás se fue... para siempre. Mi amiga decidió no contestarle más las llamadas, rechazar sus flores y bloquear su correo. ¡Ay Amparo!, otro que te va a tener que olvidar.