miércoles, 23 de junio de 2010

Viejo verde, coquetón ... ¿vivaracho?.

Con Amparo, después de una ardua jornada laboral, decidimos juntarnos con sus compañeros en aquel Bar dónde venden la mejor Leche a la Mexicana que he probado. Teníamos que esperar la respuesta de sus amigos, y para hacer hora decidimos ir a un pub tranquilo y de buen ambiente, un lugar dónde nos íbamos a poner al día. Llegamos y nos atendió su dueño, que sólo por cortesía nos regaló una cerveza. Empezamos a conversar de Raúl y Hernán, de nuestras peripecias y lo tontas que eramos con ellos. Nos reímos mucho y nos dimos cuenta que al parecer nuestro corazón latía aveces. Compramos una cerveza, nos conversamos la birra y el dueño llegó con un ron de cortesía para cada una. Nos conversaba, nos contó sus idilios amorosos y como lo habían hecho sufrir las mujeres. Amparo le coqueteaba, a pesar de que tenía la edad de su padre. Cuando se iba lo pelábamos y rememorabamos nuestros romances. Con la gorda decidimos que íbamos aceptar todo lo que el dueño nos diera. Salimos ebrias del bar. El tipo obvio que le declaro amor eterno a una, que resulté siendo yo. Intento robarnos un par de besos y corrimos la cara. Le salió el tiro por la culata. Todo un viejo verde enamorado de las polainas, de la piel suave y las caritas de guagua. Señores, somos manipuladoras, frescas y aprovechadoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario