jueves, 10 de junio de 2010

Consuelo en Sepia.

Consuelo no te confundas !!!, no te conformes con poco!!!, el simplemente ya no te quiere, y quizás nunca lo hizo!!! – me dijo Amparo cuando le conté. Raúl era un dulce relleno. Era tierno, mino, y tenía una fuerza interior increíble.

No quería escuchar más Amparo, sentía que no me daba respuestas. En mi desesperación llame a Raquel, mi Rumpy personal, en verdad creo que le he contado todo. Déjalo volverá!!!- me decía con pasividad. Pero no estaba segura de eso, hace tiempo que no sentía ganas de salir con una red y atrapar alguien para que se quede conmigo siempre. Lástima que no fuera una mariposa o un pececillo que pudiera capturar fácilmente.

Amanecía todos los días conmigo, amaba levantarme en las mañanas pensando en él, se lo agradezco, hacia que mis mañanas fueran lindas. El único problema era la dicotomía que tenía en su interior. Era fuerte y lo veía como un gigante para mi. Me gustaba que me apretara fuerte, y que me mirara con esos ojos brillantes. Me sentía amarilla a su lado, aunque era fácil caer en un estado café. Lo único que me incomoda es que alguien me tenga colgando en sus manos y estaba indefensa, como que es peor que un resfrío. Lo quiero y que?. Creo que me duele entregar sentimientos.

Mis tiempos con Raúl estaban pintados de sepia. Su piel era suave, y derepente se alejaba sin motivo. Costaba que volviera a mis besos. Quizás por eso los concejos de Amparo. Aún no se si era un juego (y era “nuestra” forma de comunicarnos), o simplemente su desinterés era grande (y sólo regresaba porque iba a encontrar un lugar cálido conmigo). Agradezco de todas formas el haberlo conocido, me hiciste conversar con las estrellas.

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