martes, 25 de mayo de 2010

La amiga de una amiga ...

A la amiga de una amiga, Emilia, una mujer de color miel que conocí en uno de esos carretes dónde hay ron y queso con sésamo, le pasaba algo muy singular. Ella me hizo reflexionar respecto a los aromas, fragancias y la multiplicidad de formas, no tradicionales, en las que se manifiesta el querer.
A ella le gustaba verlo sonreír por las mañanas, junto a una taza de café, o cuando era sólo por picardía. Su olor en el cuello la mataba. No era una fragancia particular, o un perfume en los q aparece beckham o bosé, pero algo había en él ... ella lo podía sentir en todas partes. Lo tenía presente siempre, aunque si pasaban muchos días tenía la capacidad de no recordarlo, pero al mismo tiempo de no pensar en nadie más.
No le daban cosas en la "guatita" o revoloteaban mariposas hasta su garganta, era raro, pero ella sentía que lo quería. Durante nuestra conversación, incistia constantemente, en que no sabía si era su olor o su inocencia coqueta, lo que la hacían caer a sus pies. Me contaba que se gritaba mil veces - Emilia basta !!! - no quería que tomaran y robaran lo poco que le quedaba de corazón. Odiaba y amaba sus códigos. Las manos de Joaquín eran rechonchas y accedían facilmente a cualquier muestra de cariño, aunque al parecer la canción "cálido y frío", le venía bien aveces, era un tornado cambiante. Le gustaba mucho caminar por los parques con él, y que le hiciera cariño en su redonda y pequeña nariz. Suspiraban juntos y soñaban con el cielo y lo que hay más allá de los astros que compartian. Pero el medio y la compañía para acceder a tal viaje, en sus vidas ,eran distintos. Su piel era brillante, alguna vez pensó que podía ser el bahiano que la Sole le recomendaba.

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