domingo, 15 de noviembre de 2009

Lunar en la Nariz.

El llamado de aquel jueves fue increíble, jamás pensé que mi sueño se podía concretar. Aún recuerdo como saltaba, lloraba y bailaba sola en aquella casona. Me iba a mi amada Argentina. Tal como como Amparo y yo lo pronosticamos alguna vez. Mi cabeza estaba revuelta entre la legalización de papeles, las típicas peleas con mi madre y las de ella con mi abuela, y el poco tiempo que me quedaba. Mi corazón completamente inestable palpitaba intermitente ... ¿Que hago? me pregunte por lo menos 100 veces diarias. No había nada que me atara acá, ¿eso era así?. Pensaba en mi familia, mis amigos, pensaba en Fabián, Eduardo, Patricio, Elo, Marti, Camila, Ignacia, mis compañeros de trabajo ... hasta de la castaña, mi quiltrita hermosa. Iba a estar sola, pero en verdad ¿iba ser así?. Tome la maleta gigante que mi madre insistió tanto en comprar, la llene con ropa, cremas, collares, aros, zapatos, un chaquetón y mi plancha de pelo. Partí un martes 13 en la noche, sabía que si me iba ese día todo resultaría bien, era mi fecha de la suerte. En el bus llore y llore como una magdalena, y tambíen me reí recordando las tardes enteras con Fabián, Eduardo y Patricio, en dónde comenzabamos con un café en la universidad y terminabamos con una chela en la mano, en ese bar que tantas tardes nos albergo. Me quede dormida y desperté con la risa de la gente en el bus, debido a la peli que estaban pasando. Me cargaba Austin Power, pero se me había acabado la carga del mp3, así que no me quedaba otra. Me baje del bus toda nerviosa, camine hacia un taxi y llegue a la hostal. Estaba sola, completa y absolutamente sola. Ordene las cosas, me presente en mi nueva universidad, la recorrí ... pero siempre sola. ¿Porque me vine?, ¿Porque la Elo no me llama o me manda un mensaje diciendome "Onde tay"?, ¿Porque no voy a poder despertar temprano a la Marti para contarle mis extrañas aventuras amorosas?. Respire y me fui al café que me había recomendado la dueña de la hostal. Me senté y lo vi. ¿Que le traigo señorita?, me pregunto con una de las sonrisas mas bellas que he visto. Pase la tarde conectada en mi netbook, entre un café, dos facturitas y tres vasos de agua. No podía dejar de mirarlo. La Marti siempre dice que me fijo en weas, pero es que su lunar en la nariz lo hacia especial. Desde ese momento pasaba todas las tardes. Me mostró la noche de Córdoba entre hippies, volados, baile y música. Tenía una voz suave de esas que te calman y que no te cansas de escuchar. Tenía un look desaliñado, pero siempre se veía bien. Yo creo que era por el "ángel" (como diría mi abuelita) que irradiaba. Nos reímos de tonteras y pasamos buenos ratos. Me encantaba despertar en sus brazos, sabiendo que estaba ahí sin compromisos.

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