lunes, 22 de marzo de 2010

In - nombrables

In - nombrables

Con Raquel nos habíamos visto ya desde hace tiempo. La conocí cuando su pololo me pidió que le leyera la suerte y le contara como iba a ir la vida con ella.
Trabajamos juntas durante años, pero jamás nos habíamos sentado a conversar. Hasta que por gajes del oficio, no nos quedo otra. Partimos con un alfajor y galletas, luego un café, una bebida, y la conversa se puso buena. Pasamos por la parranda, partidos de futbol, y por el departamento del Perro, alguien que no conocíamos y nos albergo un par de días en su humilde morada. Comíamos mcdonalds a las 4 de la tarde para pasar la caña, nos prometíamos ir al cine y a la playa, y nos pasábamos el rato hablando de política y de como seguiríamos la vida. Los pelambres eran increíbles, confíe en ella inmediatamente.

Nos empezamos a fijar en el mismo prototipo de hombres. Típico pedante, que cree que "su" vida es "su" carrera, que cuando salen se hacen mierda tomando, y hablando de la contingencia nacional. Se creen superheroes en un mundo de villanos, dónde ellos son los únicos que podrán salvar a la humanidad de una catástrofe derechista global.

Nos reíamos mucho contándonos lo que nos decían estos susodichos o innombrables como les pusimos para que pasara "piola"; aunque ahora pensándolo bien, creo que de "piola" no tenía nada. Eran de ese tipo de prospectos humanos que les encantaba tener a las mujeres a sus pies. Su séquito se conformaba del típico grupito de niñitas salidas de colegio pechoño, que quieren ser dueñas de casa, y que estudian sólo por decir que lo hacen. Agradezco que con Raquel nos dimos rápidamente cuenta de eso.

Ella pololeaba hace años, con un buen tipo, aunque a mi parecer un poco soberbio. Aunque para ser sincera eso daba lo mismo, Raquel lo sabía tomar por las riendas y hacer que bajara la cabeza. Ella era y es brillante, sabe muy bien lo que hace.
Era una mujer de un sólo hombre, pero conciente de sus hormonas y de lo que puede generar el ganado a su alrededor.

Recuerdo que una vez revoloteó en su vida un real superheroe, que no creía en villanos, sino en que la vida era linda, o uno la puede amoldar a un sentimiento muy positivo. No era pachamámico, pero si un pensador.

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