jueves, 18 de marzo de 2010

El mítico Martín.

Lloraba de alegría cada vez que lo veía. ¿Cuantos años ya de eso? .
Siempre me hacía reír con sus gestos coquetos, me derretía frente a su "castañocidad", y acostumbraba a esperarlo. Pasé mi niñez esperándolo, mi adolescencia esperándolo ... mi juventud ... creo que es hora de terminar. Cada vez que pienso que de mis 24 años, he pasado mas de diez girando en torno a él, como si fuera algo intocable que estuviera en un pedestal , me siento una estúpida. ¿Cómo permití que eso sucediera?, ¿Porqué lo empoderé de tal forma?. Aveces dicen que por "amorch" la gente se pone weona. ¿Eso fue lo que me pasó a mi?. Creo que fue peor, me embobe tal quinciañera y pensé que él hacia que me detuviera en el tiempo. Me sacaba del mundo, de mis pruebas, de mis amigos, de mi casa y me dejaba en un estado, en un lugar que no podría describir. Patrañas, pura cursilería que jamás sirvió de nada. No quiero pensar más en él , quiero pensar en mi. No quiero alimentarle más el ego, a aquel Narciso que lleva dentro, ojalá que se ahogue en su propio reflejo.

Es tan rara la sensación que tengo dentro, entre rabia, pena y nostalgia. Por mi que se aleje , que salga, que se vaya de mi vida y que no vuelva más. No quiero recordar más, no quiero volver a pensar en los momentos felices que pudimos vivir, no quiero recordar "aquella" canción. No quiero volver a "sentirlo". No quiero recordar su olor, su patudez, y su sonrisa. Me canse de ser su "jarrito" ese que llenaba con sus problemas y melancolía, ese que se pasaba pensando como solucionarle la vida.

No quiero volver a escucharlo, ni siquiera mirarlo.

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